Dentro de la Sociedad de la Información: sobre política y redes sociales

Dentro de la Sociedad de la Información: sobre política y redes sociales

Luis Martinez - 6 agosto, 2017

Dentro de la Sociedad de la Información: sobre política y redes sociales
Cada semana David Souter comenta sobre temas importantes para miembros de APC y otras personas interesadas en la Sociedad de la Información. El posteo del blog de esta semana observa la relación entre las redes sociales y la política.

Por David Souter. Londres, 26 de Junio de 2017.

Últimamente mucho se ha hablado sobre política y medios sociales. Algunos han visto a Facebook, Twitter y otros similares como los campeones del empoderamiento; otros, más recientemente, como vehículos para el odio. Yo sugeriría que son ambas cosas y más; que su impacto es desordenado; y que están cambiando y continuarán haciéndolo. Algunos pensamientos, entonces, sobre lo que está sucediendo y lo que necesitamos saber.

Fase uno: Insurgencia (o no)

Las redes sociales siguen siendo nuevas. En alrededor de una década pasaron de ser novedades a poderosas fuentes de información. Son utilizados por diferentes grupos sociales (especialmente grupos de edad) de diferentes maneras, y a diferentes niveles. Claro que no van a tener un impacto único que permanezca igual a medida que las circunstancias cambian. Yo sugeriría tres fases – si no en el impacto, al menos en las actitudes.

En los inicios, la mayoría de las personas interiorizadas de Internet pensaban que el impacto de las redes sociales en la política sería insurgente, empoderador y liberalizador. Se argumentaba que los medios sociales exponían a las personas a ideas que de otro modo no encontrarían y aumentaría la diversidad política. Esto socavaría a las autoridades tradicionales, expondría la corrupción, daría voz a las personas sin voz. (Ellos no fueron el primer medio que fue recibido así. Lo mismo se dijo de los teléfonos móviles una década antes, y de la imprenta durante la Reforma).}

Facebook y Twitter contaron con los créditos, conocidamente, del avance de levantamientos populares como el caso de la “Primavera Árabe”. Si lo hicieron es un hecho ahora más cuestionado, y cualquier impacto que hayan tenido ciertamente no se ha sostenido. Yo diría que se agregaron a la mezcla de factores que influyen en la política más que a los factores que la determinan. Los levantamientos no ocurren debido a plataformas de medios; ocurren debido a problemas políticos / sociales / económicos que están reprimidos, para los cuales las plataformas pueden haber ofrecido espacios de oferta adicionales.

Fase dos: a través del espectro político

Cinco cosas, sugeriría, que hemos aprendido sobre política y redes sociales desde la “Primavera Árabe”.

En primer lugar, los insurgentes tanto de derecha como de izquierda utilizan las redes sociales para promover sus causas. Aplicaciones como Facebook y Twitter pueden haber ayudado a liberales y disidentes a hablar y organizarse más libremente en países represivos (no por anonimato), pero también han ayudado a populistas en muchos países y a autoritarios en estados más y menos democráticos. Los racistas se han sentido liberados, así como los radicales. El medio en sí mismo no favorece a uno u otro lado en el debate político; puede ser utilizado por todos.

En segundo lugar, las redes han contribuido a vulgarizar el discurso político. Los mensajes de las redes sociales son demasiado cortos para alcanzar una gran sofisticación y pueden ser enviados sin mucha reflexión. La ira y la agresión se han convertido en lugares comunes, con el sentido de burlarse o de intimidar. Las mujeres y aquellos que integran minorías étnicas y participan en el debate político son particularmente propensos a padecer abuso de los trolls. Tales abusos pueden ser coordinados. (Una mujer política británica reportó 600 amenazas de violación en un día).

En tercer lugar, la dependencia vigente de las redes sociales para acceder a noticias y opiniones, al menos, tendió a focalizar a la política de las personas en comunidades con ideas afines, en lugar de exponerlas a una mayor diversidad, como se esperaba que suceda. El modelo de negocio de publicidad incentiva a las plataformas de medios sociales a ofrecer a los usuarios contenidos que sus algoritmos piensan que les gustará. En lugar de dedicar más tiempo a ideas que los desafían, dedican más a aquellas que no lo hacen.

Cuarto, las delgadas líneas que distinguen a las noticias, la opinión y la propaganda están siendo redibujadas. Estos límites siempre estuvieron borrosos. Los medios masivos impresos y de difusión son altamente partidistas en muchos países -y en algunos, están controlados por los gobiernos. En las redes sociales, sin embargo, no hay limitaciones editoriales. La política estadounidense, en particular, ha visto un aumento en las falsedades que se vuelven virales (la teoría de la política de conspiración). Los ciberanzuelos (o clickbaits) importan más que la credibilidad.

En quinto lugar, los gobiernos, los partidos políticos y los grupos de presión son muy conscientes de esto. Algunos gobiernos contratan personal específicamente para influir en lo que se dice en las redes sociales: para difundir memes, construir tropos, aumentar niveles conciencia, confianza o ira. Los partidos capitalizan los medios sociales con variante grado de efectividad y veracidad. Grupos de presión de todo tipo buscan moldear la opinión a su favor al maximizar el ruido en línea. Son más influyentes cuando los lectores no se dan cuenta de que están siendo influenciados.

Fase tres: Integración

¿Qué sucede con el compromiso político ahora? Sugiero que estamos ingresando en una tercera fase. En vez de ser insurgentes, los medios sociales se están convirtiendo en la corriente principal de la política dentro de las democracias. Cinco puntos nuevamente, y algunas preguntas sobre sus implicancias. Me inspiraré en las recientes elecciones generales de Gran Bretaña.

Primero, el poder de los medios tradicionales está menguando. Los periódicos nacionales de Gran Bretaña son en su mayoría pro-conservadores, algunos visceralmente. A menudo han reclamado el poder para decidir las elecciones https://en.wikipedia.org/wiki/It%27s_The_Sun_Wot_Won_It , aunque su poder radica tanto en establecer el tono del debate político como en influenciar a los votantes en el día. Las elecciones de este año fueron un shock para ellos. Los diarios conservadores apoyaron a su partido, que se esperaba que ganara con facilidad. No lo hizo.

En segundo lugar, esto puede ser generacional. Una de las razones del resultado electoral de Gran Bretaña fue que los votantes más jóvenes resultaron ser más que lo usual. La brecha política en Gran Bretaña se ha vuelto más generacional: las encuestas de opinión sugieren https://yougov.co.uk/news/2017/06/22/-labour-not-just-rely-ki/ que los mayores votan predominantemente al partido conservador y los jóvenes votan por otros partidos. Los mayores, también, todavía leen periódicos, particularmente periódicos que apoyan a los conservadores, como lo son The Mail y The Telegraph. Los jóvenes no; ellos comparten sus pensamientos y planes en las redes sociales, lo cual sugiere que están expuestos a influencias diferentes y auto-referenciales.

Tercero, los partidos políticos se están volviendo más sofisticados en el uso que hacen de los medios sociales. Están aprendiendo de la experiencia y contratando a aquellos que entienden esos medios mejor que ellos. Utilizan algoritmos para apuntar a votantes donde más importan (en distritos electorales oscilantes), en grupos objetivo (minorías étnicas, votantes jóvenes, madres solteras). Nada nuevo, pero lo están haciendo más eficazmente, y con mucha mayor granularidad a través de las redes sociales. Incluso pueden estar obteniendo alguna ayuda de las propias plataformas.

Cuarto, las campañas se están volviendo menos transparentes gracias a esto. En los viejos tiempos, los partidos hablaban a los votantes en público – en las puertas, en discursos, manifiestos, entrevistas, artículos de prensa, literatura de campaña. Las afirmaciones engañosas que se hacen en público es más probable que queden expuestas como tales que aquellas que se hacen en anuncios específicos recibidos en línea. Los partidos políticos británicos gastaron muchísimo en publicidad en línea. Tales anuncios no eran transparentes. Y no están sujetos a escrutinio.

Quinto, todo esto da poder a las plataformas. En Gran Bretaña este año, diría, se han esforzado por ser neutrales. Pero al final son empresas comerciales, cuyos intereses pueden ser atendidos por uno u otro partido electo. (Piense por ejemplo en cuestiones impositivas, regulación de contenido, leyes sobre pluralidad de medios de comunicación, entregas con drones, coches sin conductor). Las empresas de otros sectores -tabaco, petróleo, productos farmacéuticos y de hecho los medios impresos- seguramente no son neutrales. ¿Qué significa detener a estas plataformas que utilizan algoritmos para inclinar la balanza a su favor? Sabemos que ha habido experimentos para influir en las emociones. Las comisiones electorales deberían permanecer alertas.

¿Y luego, dónde?

Mucha de la charla actual sobre política y redes sociales ronda sobre ‘noticias falsas’ / propaganda: qué se hace dentro de las elecciones (especialmente en América (Estados Unidos) y Gran Bretaña); si debe ser abordado y cómo (por parte de políticos, votantes, plataformas). Esto parece haber sido más importante en algunos contextos (Estados Unidos) que en otros (por ejemplo, Francia). Es claramente importante, pero pienso que esto debe formar parte de preguntas más amplias acerca del papel que Internet y las redes sociales juegan para cambiar la política.

Las redes sociales, sugiero, ahora forman parte de la tendencia principal de la política. Han cambiado las formas en que la gente accede a la “información” política (y al tipo de “información” a la que accede), y lo hace de modos inesperados en su inicio (“burbujas de filtro”). Están cambiando las formas en que los políticos buscan apoyo y votos. Es casi seguro que tengan diferentes impactos en diferentes culturas. Quizás están fomentando la diversidad donde hay poca, pero también quizás están polarizando donde hay más.

Más investigaciones sobre estos impactos son necesarias, ya que ellos influyen en la forma en que somos gobernados, pero terminaré aquí con una palabra de precaución. Hasta ahora, muchos de los impactos que han generado los medios sociales -en la política como en muchos otros campos- han sido inesperados. También han cambiado rápidamente a medida que más personas se han unido a las redes y a medida que se han incluido más servicios en ellas. Los medios sociales son altamente dinámicos, y su relación con la política es probable que también lo sea. Lo que sea que esté ocurriendo hoy puede no durar mucho. Debemos observar lo que Facebook y sus amigos tienen como oferta para nosotros en el futuro, así como lo que están ofreciendo hoy.

La próxima semana observaré a Internet y los niños.

Imagen: Segunda ronda de la elección presidencial en Francia en 2007. Por Rama en Wikimedia Commons