Educación popular para el cambio social

Educación popular para el cambio social

Maria Cruz Ciarniello - 10 julio, 2020

Entramos en la “fase 4”. Ya pasaron más de cincuenta días desde aquel 20 de marzo cuando el gobierno nacional estableció por decreto una cuarentena obligatoria como principal medida de prevención frente a la pandemia que tiene en jaque al mundo entero.

Fase 4 parece indicar que algo comienza a moverse, a cobrar ritmo. Lo que viene no lo podemos predecir. Hay quienes hablan de “una nueva normalidad” que resulta indescifrable, o quizá no tanto. Tal vez tenga que ver con los distanciamientos físicos, con el uso permanente de tapabocas, con la falta de abrazos y contactos corporales. Lo cierto es que hasta ahora Rosario es una de las muchas ciudades que presenta una curva aplanada de contagios, con más de 15 días sin nuevos casos, lo que le permite flexibilizar el aislamiento obligatorio. Los comercios ya comenzaron a abrir sus puertas con horarios restringidos y cada vez hay más tránsito en las calles del centro así como lo hay en los barrios donde la cuarentena se cumple como se puede. Es que allí las necesidades abundan y los merenderos y comedores multiplican sus filas con familias enteras que van en busca de un plato caliente o una copa de leche.

En esos territorios están ancladas las radios comunitarias de Rosario. En la zona oeste desde hace 32 años la antena de la fm Aire Libre 91.3 transmite contenidos propios y abre su espacio para que organizaciones del barrio puedan tomar el micrófono y contar otras realidades.

En el barrio qom de Los Pumitas, allí donde la calle Cabal a la altura de Génova se vuelve tierra de desigualdades, zona noroeste de la ciudad, la FM Qadhuoqte 94.5 viene creciendo de a poco: son muchas las dificultades, tantas como la necesidad de amplificar las voces y la lengua de la comunidad indígena.

Tablada es un inmenso territorio que a los medios les encanta colocar en el mapa trillado de las “zonas calientes”. Pero allí, además de organizaciones barriales, clubes y centros comunitarios, también hay una Biblioteca histórica que lleva el nombre y la herencia de Pocho Lepratti y está su radio, la FM la Hormiga 104.3, un espacio que se suma al espectro de las radioemisoras que entienden que la comunicación es un derecho y la educación popular, una herramienta de transformación social.

Y si seguimos andando, a unos 15 kilómetros de Rosario, cruzando una vía que todo lo separa, en Barrio Copello de Capitán Bermudez está la FM Poriajhú 90.7 que acaba de cumplir diez años. Es la radio comunitaria de la asociación civil Poriajhú fundada en el año 1997, un centro de educación y de economía popular que desde la militancia social construye otros mundos más dignos de ser vividos.

Las cuatro radios comunitarias entendieron que en este contexto de pandemia su rol era el mismo de siempre, aunque debieran readaptar sus rutinas. Informar con responsabilidad, dar lugar a las voces más invisibilizadas, pero también ser un puente o un espacio mediador que le permita a las familias acceder a contenidos educativos que de otra forma sería imposible. Porque se sabe: además de la falta de agua potable, de la falta de laburo, de la falta de urbanización de calles, de la falta de una vivienda digna, en estos barrios también falta un derecho que hoy es esencial: el acceso a internet y la alfabetización digital.

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Felix García Colombi es una de las voces de la Aire Libre Radio Comunitaria. En esta nueva fase de la cuarentena, la FM 91.3 retomó su programación habitual por la mañana, la que debido al aislamiento decretado habían modificado durante los primeros 50 días. Eso no implicó suspender la producción informativa porque si algo define a los medios comunitarios es su insistencia para seguir comunicando, aún en las condiciones más difíciles. “En este contexto a partir de esta crisis sanitaria que agudizó lo social, nosotros nos enfocamos en ver a esos sujetos sociales que estaban invisibilizados. En la sobreabundancia de información sobre lo científico, nosotros pensamos que no había que abandonar lo social, pero sí que teníamos que informar con responsabilidad y ser útiles al pueblo”. Así fue como las noticias de la radio hicieron foco en la situación de las mujeres privadas de la libertad, del reclamo de los docentes reemplazantes en este contexto, de la situación crítica de los pescadores y tantos otros trabajadorxs. Y también en difundir información útil como las medidas de prevención y las políticas de ayuda económica del gobierno nacional “comunicando con un lenguaje más claro y accesible”, señala Félix.

Frente al aislamiento, la radio se adaptó. Idearon un sistema de transmisión desde los hogares de cada uno de los comunicadores populares, con la asistencia a la radio únicamente del operador. Y así fue como Aire Libre continuó produciendo noticias locales, además de emitir los reportes del Foro Argentino de Radios Comunitarias que siempre estuvo activo. “Tener una radio para poder decir lo que pasa en la comunidad es fundamental. La radio cumple un rol de inclusión. Aire Libre es una radio, es una biblioteca, es una estructura que esta abierta todo el año, hay mucho trabajo voluntario para poder sostener un equipo de trabajo que produzcan noticias”, dice Félix.

“En este contexto a partir de esta crisis sanitaria que agudizó lo social, nosotros nos enfocamos en ver a esos sujetos sociales que estaban invisibilizados. En la sobreabundancia de información sobre lo científico, nosotros pensamos que no había que abandonar lo social»

En Tablada, la FM la Hormiga también readaptó su forma de trabajo. Suspendieron sus dos programas en vivo, Late el Barrio y Radioteca, pero no abandonaron la tarea de seguir produciendo contenido informativo y sobretodo, artístico y cultural. “Decidimos laburar a distancia, y la estrategia fue en los primeros días potenciar todo lo que sea producción de contenidos y campañas a través de las redes sociales. Sumamos los contenidos del Expreso Farco y de sus campañas en relación al coronavirus”, cuenta Aldo Ruffinengo. Apostando al trabajo creativo, la radio produjo un ciclo sonoro y audiovisual que contó con el apoyo de la Universidad Nacional de Rosario y la productora La Invención. En “El Beso de las letras” están las “voces de interlocutores del campo de la cultura, de la educación, de las artes, que suman lecturas de materiales”. El 24 de marzo, una fecha que siempre nos encuentra en la calle, se vivió de una manera única. En los hogares, cientos de pañuelos blancos intervinieron los balcones, ventanas y puertas. La radio de la Biblio Pocho Lepratti preparó un contenido de lecturas y material enlatado que llamaron “Pañuelos con memoria”. Además, desde el estudio impulsaron un ciclo de entrevistas con personalidades y referentes sociales con el objetivo de “reflexionar como humanidad lo que nos esta pasando, pensar estrategias de vida, después lo enlatamos, editamos y está disponible en nuestras redes sociales”, cuenta Aldo. Fue una manera de abrir los micrófonos de la radio de manera excepcional, durante dos horas y media, en esta cuarentena. “Lo llamamos “la Hormiga dialoga en vivo”, y en esta emisión notamos que había mucha gente prendida a la radio, escuchando. Nosotros sentimos que esta situación nos sirvió para ratificar los rumbos que siempre hicimos. Siempre atendimos al barrio, siempre nos vinculamos con las organizaciones que no son escuchadas en los micrófonos de las radios más grandes”.

La Poriajhú de Barrio Copello, en Bermúdez, acaba de retomar dos veces por semana su programa informativo El Hormiguero que había suspendido antes de ingresar a la Fase 4. Sofi Fernandez, una de sus conductoras, cuenta que la radio continuó emitiendo el informativo de Farco y que también apostaron a las producciones enlatadas para fechas especiales como el 24 de marzo y el 2 de abril. Antes de decretarse el aislamiento, la radio venía haciendo emisiones especiales que buscaban ir más allá de la noticia en caliente. La primera de ella fue “Rumbo a octubre”, durante la campaña presidencial del 2019. Llegó el 8 de marzo y replicaron el mismo formato, acercando voces feministas al cordón industrial.

«Ojalá sirva como una revalorización de las demandas y las falencias que teníamos, como en este caso de la salud y de cuál es el acceso que hay en los barrios”,

Copello es una barriada que tiene enormes dificultades, la principal es la falta de agua potable. En la radio es un tema recurrente. Las promesas oficiales se diluyen año tras año y la realidad es que cientos de vecinxs no cuentan con agua apta para el consumo en sus propios hogares. “A nosotros se nos presentó la incertidumbre, ante esta situación porque no sé como se están lavando las manos sino tienen agua potable. Después de esta pandemia que nos pone cara a cara con una enfermedad posible, ojalá podamos pensar en esas otras enfermedades que tenemos, o en esas otras consecuencias a la salud que tenemos por fuera de una pandemia, y de un caso tan específico como es este. Ojala sirva como una revalorización de las demandas y las falencias que teníamos, como en este caso de la salud y de cuál es el acceso que hay en los barrios”, señala Sofía.

Infodemia, sobreinformación, fake news. Algunos de estos conceptos comenzaron a viralizarse con fuerza en esta cuarentena. Pero las radios comunitarias asumieron un rol esencial para sus barrios: seguir comunicando de la misma manera que lo hicieron siempre. Haciendo visible aquellas realidades que más allá de la pandemia, siguen esperando ser atendidas por los Estados, multiplicando estrategias de resistencia, convocando a colectas solidarias para las organizaciones de la zona y enlazando voces e historias que no siempre están en la agenda sostenida de los grandes multimedios.

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Mariana Segurado es una docente que trabaja en dos escuelas interculturales bilingües de Rosario, una de ellas es la escuela Taygoyé a la que concurren muchos niños de la comunidad toba de los Pumitas. Su voz se hizo conocida en los medios masivos de comunicación cuando difundieron la iniciativa de esta maestra que decidió dar clases a través de la única radio que tienen la comunidad. Pero lo cierto también es que Mariana apeló a un servicio que habla de la identidad de las radios comunitarias, de su razón de ser. No es posible entender a la comunicación popular sino se la comprende en el marco de otra práctica transformadora: la educación popular. Esa relación intrínsica es constitutiva del surgimiento de las radios comunitarias del país.

En diálogo con enREDando, Mariana cuenta: “La primer semana de cuarentena, pudimos estar llevando la tarea por medio de fotocopias y cuadernillos y se la entregamos a las mamás y papás cuando venían a retirar la comida al comedor. Luego se suspende la comida y comienzan a dar bolsones, la cuarentena se agudizaba y no teníamos donde sacar fotocopias, entonces nos vimos limitadas. Nos sugiere el Ministerio que comencemos a dar clases por internet y nos recomiendan algunos campus educativos, algunos blogs, algún material para descargar, lo cual era maravilloso para aquellxs niñxs que tiene conectividad y computadora. Pero los chicos no tenían para recibir todo lo que teníamos para producir, y nos comenzamos a frustrar. En un grupo de 26 chicos, pudimos armar un grupo de WhatsApp solo con 5 chicos, los otros 21 niños quedaban excluidos de pode recibir el material”.

«Hoy la radio le da la oportunidad de hablar a los docentes. Hoy la escuela va a la casa de los chicos”.

Mariana no se quedó de brazos cruzados. Pensó en la radio del Centro Comunitario Qadhuoqte donde también funciona un CAEBA y un comedor y copa de leche, en su importancia para la comunidad y así fue como diseñó una clase radial con diferentes contenidos educativos de acuerdo a las edades. “En vez de quedarnos llorando por todas las desigualdades marcadas a nivel educativo y social de nuestras comunidades, pusimos en valor a los referentes barriales como Oscar Talero, las organizaciones como Nido y sobretodo a la radio comunitaria que es la radio que le pone voz al pensamiento de un pueblo que ha estado silenciado por muchos años. Hoy la radio le da la oportunidad de hablar a los docentes. Hoy la escuela va a la casa de los chicos”.

La Aire Libre Radio Comunitaria, que es una especie de radio madre de la FM Qadhuoqte, también asumió el compromiso de acercar y compartir material educativo, y sobretodo, de posibilitar la escucha de las voces de maestras y alumnxs a través del aire de la FM comunitaria. Además de transmitir el programa del Ministerio de Educación de la Nación “Seguimos Educando”, como también lo hizo La Hormiga y Poriajhú, articularon con escuelas de la zona oeste de Rosario como la Machaca Güemes, el jardín La Cigarra, la Escuela Fontanarrosa y Maria Madre y dos CAEBAS como el 109 y 103.

Cuenta Félix: “Definimos modificar parte de la mañana para ceder espacio en la radio de Seguimos Educando, y lo que hicimos fue contactar con las comunidades educativas de la zona oeste, y articulamos a las maestras, a los padres, a los alumnos a través de esta producción de la mañana. Mientras sale salimos educando también se escuchan las voces de los chicos y chicas, de los jardines de infantes, de maestras de nivel inicial, de las maestras interculturales, relegamos lo informativo para cumplir un rol de mediación en esto que tiene que ver con el compromiso de los medios comunitarios con la educación”.

La encargada de ser el lazo con los establecimiento educativos es la docente e integrante de la radio Mariela Fossaroli. “Ella recibe el material y va articulando con la producción de la mañana, armamos una artística y nos llegan actividades que nos comparten los docentes, como canciones, prevención del coronavirus por un maestro intercultural bilingüe en ambas lenguas, pasamos clases de lengua con niños de 2 y 3 grado con trabalenguas y cuentos, también hay madres que consultan a los docentes, niños que dicen cuanto extrañan a sus maestras. De 9 a 11 de la mañana compartimos desde el programa seguimos educando, 1, 2 y 3 er grado. Y de 13 a 15 estamos con 4 y 5to 6 y 7mo grado”.

Para Felix Garcia Colombi las radios comunitarias a lo largo y ancho del país “se pusieron al hombro la tarea de compartir el programa educativo nacional en aquellas zonas rurales y comunidades donde no hay acceso a internet”. Y no hace falta recorrer muchos kilómetros para toparse con ese inexistente acceso que deja afuera a cientos de pibes y pibas que hoy no están concurriendo a sus escuelas. En los Pumitas, zona noroeste de Rosario, el único medio que tienen muchísimos niños y niñas de la comunidad qom para acceder a contenidos educativos es la radio. “Es una oportunidad única de llevar contenido a los hogares donde muchos padres y madres no han podido terminar la escuela primaria”, apunta la docente Mariana Segurado quien no está sola en esta tarea. Al programa se sumó la docente intercultural bilingüe Liliana Meza. “Ella es de las ultimas camadas de maestras interculturales que se recibió. Ella tomó la posta y desde barrio Cerrito viaja 1 hora y 10 cada mañana para compartir el programa, hay un fuego en ella, una vocación de enseñar y compartir y de mantener su cultura viva”.

El programa que también se transmite en Qom l’aqtaqa va de lunes a viernes de 11 a 12 de la mañana. Abordan los tres ciclos de diferentes maneras, adaptando los contenidos según las edades. “El día que dimos Malvinas, el profesor mandó un informe para el tercer ciclo y dejó la tarea. Luego seguimos con la misma temática abordada por la seño de 4rto y 5to, ella trajo otra propuesta más sencilla sobre lo que hacen los ex combatientes, y con los más chiquitos abordamos la misma temática a través de un cuento. La compañera Lili entrelazaba sus saberes. Ese día en especial tuvimos el testimonio de Oscar Talero que en su lengua nos contaba cómo su comunidad participó de la guerra de las Malvinas. Pudimos llevar sin mucho costo económico una clase que para mi fue magistral, asegurando los tres ciclos y la educación intercultural”, dice Mariana.

“es algo muy emocionante porque sentís que el aire de la radio llega adónde no hay internet, donde no hay accesibilidad y donde hay otros medios que no tienen interés por la propuesta, aunque tengan mucho más alcance que el nuestro»

En la Radio la Hormiga de Tablada la experiencia es similar. Fueron docentes de la Escuela Berni quienes le propusieron a la radio compartir contenidos que ellos mismos preparaban para sus alumnos. No hubo dilaciones: enseguida la Hormiga puso a disposición los micrófonos para transmitir los materiales sonoros. Para Aldo “es algo muy emocionante porque sentís que el aire de la radio llega adónde no hay internet, donde no hay accesibilidad y donde hay otros medios que no tienen interés por la propuesta, aunque tengan mucho más alcance que el nuestro. Lo hacemos una vez por semana, y la idea es seguir haciéndolo en la medida en que los profes van armando los contenidos”.

En Copello tampoco hay demasiado acceso a internet, ni siquiera al uso de una computadora. Dice Sofía que el principal acercamiento a las nuevas tecnologías es casi siempre a través de un celular, usando redes como Facebook o Instagram y nada más. Frente a ese panorama, la Poriajhú, donde además hay talleres de educación popular y alfabetización, decidió repensar sus actividades. Así fue como crearon el Aula Comunitaria que se emite de lunes a viernes a las 11 y a las 16 hs, excepto los días martes y jueves que comienza a las 12 del mediodía. «El objetivo es que los docentes, educadores populares que quieran nos vayan mandando distintas producciones, cuentos, poemas, textos, fotos, y así poder mantener el contacto con los chicos porque realmente hay poca conectividad y es muy probable que muchos chicos no estén pudiendo acceder a las clases virtuales de las escuelas”. La radio es lo más cercano que tienen “y es fundamental la pelea de los medios comunitarios y también de lxs talleristas de Poriajhú para aportar otra mirada desde la educación popular. Es un desafío para nosotros porque el acceso a las nuevas tecnologías es muy difícil y es necesario generar proyectos de democratización de estas herramientas”. El eje no son las clases, dicen desde “la Poria”, sino “las ganas que tenemos de sentirnos sujetos, personas, más allá de los contenidos escolares, que aprenden aunque no estemos asistiendo a una aula, y que todos juntos podemos convertir estos tiempos de incertidumbre en grandes momentos de aprendizaje”.

Más de 70 radios comunitarias nucleadas en Farco están transmitiendo los contenidos del programa nacional Seguimos Educando. Zonas rurales, alejadas de los centros urbanos, barrios totalmente marginados, en cada rincón, un micrófono y una antena abren otras posibilidades. “Las radios surjen de la necesidad de los pueblos de tener su propia voz”, dice Félix de Aire Libre donde además de funcionar la radio comunitaria más antigua que tiene Rosario, se encuentra desde hace 18 años la Biblioteca Popular Cachilo que tiene, también, un extenso vínculo con la comunidad y escuelas de la zona oeste. “Con la cuarentena no hay atención al público pero las compañeras se la rebuscaron para seguir en contacto, y hacen promoción con lecturas de lxs mismos asociadxs de la biblioteca y esa producción se transmite por la radio. Además, actores y actrices de la ciudad nos envían textos y audios, hacemos una post producción y compartimos ese material para que se escuchen sus voces como trabajadorxs de la cultura que también están en crisis en este contexto”. Aire Libre tiene una larga tradición como organización que además de defender la información como un bien social, también promueve la educación popular. Félix recuerda lo que fue la experiencia señera de Radiochanguitos y del programa Todas las voces, Todas, un trabajo que realizó Farco transmitiendo contenidos a más de 100 escuelas de todo el país. “Los medios comunitarios participaron en la capacitación en radios rurales, indígenas y radios escolares”.

En la FM Qadhuoqte, Mariana dice que a través del programa lo que se intenta es recuperar la tradición oral de la enseñanza, y también del aprendizaje. Dice que para los chicos y chicas escuchar la voz de sus maestrxs es fundamental y que ojalá sean muchas más las radios que repliquen estas experiencias. Dice que la radio oficia de fogón y que se imagina a las familias alrededor de ese fuego, escuchando y siendo parte de ese relato radial que se construye cada mañana. “La radio habla de los vecinos, conoce a los vecinos, es una institución que nació juntamente con ellos”. Félix insiste en sostener que las radios comunitarias no son medios “pobres” y que es justo que el Estado promueva un financiamiento genuino para estos medios comunitarios que, en tiempos de pandemia y de no pandemia, siempre cumplen un rol esencial en la democratización de la información. “Creemos que el Estado tiene la responsabilidad de fomentar la sostenibilidad de los medios populares, creemos que somos estratégicos porque lo estamos demostrando. Somos los únicos medios que estamos llegando a lugares donde no llega nadie”. Para Sofía y Aldo, la coyuntura revaloriza el trabajo que siempre se hizo desde la radio, en cada barrio, en cada comunidad. La pregunta es sobre el después. “Nuestra tarea es poner en agenda mediática lo que desde los medios comunitarios hace tiempo venimos diciendo y nos venimos ocupando en visibilizar”.

“Creemos que el Estado tiene la responsabilidad de fomentar la sostenibilidad de los medios populares, creemos que somos estratégicos porque lo estamos demostrando»

Las radios comunitarias son indispensables y una vez más lo están demostrando. Mariana cierra con una anécdota que le dá sentido a todo: “Nos llamaron de Miramar, una comunidad educativa que tenia su radio en su propia escuela y la tenían cerrada debido al aislamiento. Y a partir de conocer nuestra experiencia, se inspiraron y la pusieron en funcionamiento y hasta logramos hacer un enlace entre ambas radios”.

Para esto sirve la comunicación y la educación popular: para seguir construyendo otros mundos posibles.